Inauguramos nuestro Blog de “NOTICIAS” con una carta abierta de nuestro Director. Se trata de una dedicatoria y agradecimiento a un querido compañero de viaje, que siempre nos inspirará en esta sección:
El pasado 16 de mayo fallecía en Madrid D. Federico Almenara Ramírez, después de luchar más de dos meses contra la enfermedad, nos dejó y pasó a mejor vida. Durante más de 15 años compartimos numerosas experiencias y viajes por muchos países, siempre estaba dispuesto a conocer y sin miedo alguno, con mucho respeto por las creencias y culturas de cada uno de los países visitados e intentando saber más de su cultura. Con mente abierta y mostrando una gran capacidad para enriquecerse de otras culturas.
Aglutinaba todo tipo de personas en sus viajes, de muchos ámbitos sociales y económicos, todos ellos unidos en la realización de sus viajes, en los cuales combinaba con gran acierto el aspecto cultural y el religioso, siempre decidido a darlo todo por sus viajeros, a los que daba diariamente un gran cariño, siempre preocupado por el bienestar de las personas, cada día tenía una palabra de afecto para cada uno de ellos, incluidos nuestros guías, conductores etc…
Nuestra relación laboral fue intensa, pero nos quedamos con su apoyo personal, cuando las cosas estaban complicadas siempre confiaba en nosotros y cuando le necesitamos siempre estuvo allí, con sabiduría y sensatez, siempre capaz de dar un buen consejo.
En un mundo actual en el que echamos en falta afecto y cariño, Él nos enseñaba como hacerlo, todas las mañanas nos daba su amor y cariño con una sonrisa. Descanse en Paz
En los siguientes textos podréis ver el sentimiento en varias personas que viajaban con Él y que expresan lo que todos sentíamos hacia Él:
“A ti Padre, que tanto me enseñaste, que tanto me ofreciste, a creer me enseñaste, a rezar y a querer, a infinidad de cosas me enseñaste. Me enseñaste a amar al prójimo y valores me inculcaste, valores que en mi permanecen y que tú en mi grabaste, valores que en míos permanecerán pues de tu obra forman parte. Te estaré eternamente agradecido por todo lo que me diste, como rescataste a una persona descarriada, moldeándola hasta ser lo que hoy día soy, siento orgullo y plenitud de aprender de ti padre, siempre permanecerá tu legado en mi gran Maestro, por siempre Padre.
Siempre estarás presente y espero no defraudarte, siendo un vivo reflejo de todo lo que tú me enseñaste. Este es tu último viaje Padre, que pena no poder acompañarte, pero solo pido a Dios que allí donde estés, en su regazo te guarde, te tenga como lo que eres, con un verdadero Ángel. Qué pena que el cielo este falto de ángeles, que pena que te marchaste.
Muchas gracias mi maestro, gracias por enseñarme, muchas gracias Padre, muchas gracias por rescatarme. Adiós Padre Federico, adiós por siempre padre. DESCANSA EN PAZ. Las lágrimas que riegan mi corazón son el fruto de tu amor eterno.”
“Fray Federico Almenara TOR, que estuvo destinado en la Fraternidad de la Parroquia Santo Niño de Cebú desde el año 1985 al 1993, en la mañana del 16 de mayo de 2020, poco antes de las 11,00h, la Misericordia del Padre ha querido llevarle junto a Él en el Reino de Dios. A su regreso del viaje a Tierra Santa, del 5 al 11 de marzo de este año, en el que estuvo acompañado por Fr. Alfonso Vivern y varios feligreses de nuestra parroquia, se empezó a sentir indispuesto y todo indicaba que había contraído el COVID-19. El día 25 de marzo se ingresaba en urgencias del Hospital Infanta Leonor, en el que ha estado luchando contra el coronavirus en la UCI hasta su fallecimiento esta mañana, día 16 de mayo.
Fr. Federico estuvo en la Parroquia durante la etapa en la que se construyó el actual templo, siendo párroco desde julio de 1987 hasta que sus superiores le destinaron al Colegio Raimundo Lulio en el Capítulo del año 1993.
Marcelino Merino, que con su esposa Cristina, participaron en dicho viaje, nos ha escrito este mensaje:
«El Padre Federico ha fallecido esta mañana. Se nos va algo mucho más que un amigo o un compañero de viaje y guía espiritual. Se nos va el que por su gran sensibilidad, generosidad y capacidad de amar y de entrega ha aglutinado, durante mucho tiempo, una gran cantidad de personas de muy diversos lugares y condición a los que ha permitido conocerse, relacionarse, viajar, en peregrinación o turismo, y visitar lugares que sin él probablemente nunca conocerían y con los que, por encima de todo, ha hecho una labor de evangelización de gran alcance.»
Para nosotros, en nuestra familia, donde ha sido, es y será una persona muy muy querida, es un momento muy amargo y doloroso. Su talante abierto, su simpatía y alegría nos acompañará siempre. Os pedimos una oración por su alma.” Parroquia Santo Niño de Cebú
IN MEMORIAM
PADRE FEDERICO ALMENARA
Con gran tristeza publico esta entrada extraordinaria, en memoria del padre Federico Almenara, franciscano TOR, que ha fallecido a causa del maldito coronavirus.
“Lo conocí en la parroquia de San Diego en el castizo barrio de Vallecas en Madrid hace ya algunos años. Era padre Franciscano T.O.R, de la orden tercera de los franciscanos. Un tipo no muy alto, delgado, vivaracho, tremendamente dinámico, alegre, con mucha personalidad, con grandes dotes organizativas y siempre dispuesto a llevar a cabo actividades de todo tipo con sus feligreses.
Me lo presentaron mis amigos Rosa y Luis profesores en el colegio adjunto a la parroquia, con motivo de mi primera incorporación, junto a Marivi mi mujer, en los viajes que organizaba Federico desde su iglesia, por medio de la agencia de turismo Traveleus que dirige Abel Recuero.
Viajé con él a China, India, Vietnam, Tierra Santa – Jordania y Marruecos. Siempre pendiente de todo y de todos. Junto con su compañero Joan Vidal, cuidaba todos los detalles de los viajes, para que nos encontráramos a gusto y lo pasáramos bien. Siempre nos decía que había que dar gracias a Dios por permitirnos hacer esos periplos visitando otras culturas, tratando con gentes diversas y distintas y, acrecentando nuestros conocimientos.
Un grupo de amigos, apodados desde que hicimos estas excursiones como los Indochinos, viajamos con él: Rosa y Luis, María José y Paco, Julia y Carlos y mi mujer y yo. En los últimos viajes también vinieron con nosotros Mari Carmen y Pedro y Felisa y Agapito y al de Tierra Santa se incorporaron Carmen y Fernando.
Organizaba los viajes a la perfección. Reuniones informativas previas en su parroquia en las que nos daba detalle a los excursionistas sobre la distribución de habitaciones y las características de los hoteles, nos indicaba todo lo que habíamos de llevar en el viaje, las precauciones que deberíamos tomar, cómo distribuir los medicamentos personales ya que muchos de los viajeros teníamos una edad provecta con algún achaque, y las características y costumbres de los países a visitar. De todo ello, al final de la reunión nos obsequiaba con un pendrive en el que se recogía toda la información.
Recuerdo cómo al inicio de cada día en el autobús nos dirigía unos minutos de oración y unas palabras de meditación. Siempre comenzaba así: silencio, bajad vuestra mandíbula inferior para encontraros relajados, concentrados y en contacto con el Señor. Unos minutos de meditación y reflexión sobra las palabras que nos dirigía nos hacían más alegre el viaje y las visitas.
Amante de la libertad individual, decía Misa con Joan todos los días, pero nunca criticó a nadie que no asistiera a ella. Había absoluta libertad de culto. Lo que demuestra que era un espíritu abierto. Ambos dijeron misa en todo tipo de templos desde la catedral católica de Hué en Vietnam, hasta el convento franciscano de Rabat, pasando por la gruta de los pastores en Belén.
Era muy generoso y a los conductores y guías los trataba con gran deferencia y los obsequiaba con buenas propinas que siempre salían de su bolsillo. Él decía que en sus viajes estaba todo incluido, menos las bebidas alcohólicas. También las propinas y regalos a conductores y guías turísticos. Argumentaba que en sus viajes podía salirse de Madrid con 1 euro y regresar con dicha moneda. Siempre que no se bebiera alcohol ni se compraran regalos para la familia o los amigos.
Puedo asegurar que en todos los viajes que él organizó y a los que tuve la suerte de asistir no ocurrió ningún incidente digno de mención. Pequeños contratiempos sin ninguna importancia. Por eso nos apuntábamos con él un viaje tras otro. Con el paso del tiempo y al conocerle más a fondo, se acrecentó mi simpatía y cariño por Federico. Y admiré su categoría como hombre y como religioso.
A través del amigo Luis tratábamos de convencerle para que organizara un próximo viaje a Japón. Se resistía en principio porque argumentaba que era un viaje caro para el nivel adquisitivo de sus feligreses. No podría ser en 2020 por las Olimpíadas lo que encarecía todavía más el viaje. Pero creo que al final lo hubiera organizado. Ya no podrá ser y bien que lo siento.
En su último periplo a Tierra Santa, resultó infectado con el maldito coronavirus que tantas vidas está segando. Luchó como un jabato durante muchos días para tratar de salvar su vida en una UCI madrileña, en una Vía Dolorosa que le recordaría su reciente estancia en Jerusalén y los padecimientos de Jesús. Al final el virus maligno ha podido con él. Y se lo ha llevado. Estoy seguro que al Cielo. Allí estará porque fue un hombre bueno y preocupado por los demás.
Los Indochinos nunca olvidaremos a Federico. Fue un hombre amable y cariñoso con nosotros. Su recuerdo permanecerá indeleble en nuestros corazones. Que descanse en paz. Y que Dios lo acoja en su Gloria”.
“Hoy vuelvo a este lugar con los ojos humedecidos Con mis lágrimas cayendo por la pérdida de un ser querido”.
Te marchaste un día de mayo, una mañana primaveral. Nos dejaste desolados y en orfandad espiritual.
Hoy hace treinta días, treinta con sus treinta misas. Unas misas Gregorianas, unas misas como Dios manda. Me emociono solo al saber, que te están recordando en el mundo entero. Que gesto tan bonito que tuvieron, tus frailes, tus hermanos, tus compañeros. Ayer te rece un Padre Nuestro, contemplando tus cenizas. Allí están aún tus gafas, junto a tu biblia, allí donde las dejaste, allí en la misma silla.
¡Te echaremos tanto de menos Padre!! Es tan grande la huella que dejaste. Que por muchos años que pasen, jamás podremos olvidarte.Te rezaré ese Padre Nuestro, te lo rezare siempre, a diario. Sabiendo que allá donde tu estés, tú lo estarás escuchando. Solo espero que los días pases y culmines tu viaje, aquí quedamos tu familia, esa que tu creaste. Aquí estaremos por siempre y para siempre recordarte.
Me despido por ahora Padre, pues ya hace un mes, un mes que te marchaste. En septiembre nos juntaremos todos, toda esa gran familia para recordarte.
Que tu luz ilumine mi camino Fede. Que Dios decidirá mi destino”.
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